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¿Y qué hiciste del Estado laico que me juraste?

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@MarianoMoreno7

ARTICULO 24. Todo hombre es libre para profesar la creencia religiosa que más le agrade y para practicar las ceremonias, devociones o actos del culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley.

ARTICULO 130. El principio histórico de la separación del Estado y las iglesias orienta las normas contenidas en el presente artículo. Las iglesias y demás agrupaciones religiosas se sujetarán a la ley.

Primero: no tengo nada en contra de Francisco. Me gusta su sencillez, humildad y que se enoje cuando lo hacen caer sobre un inválido. Tampoco tengo nada contra los momentos emotivos que tuvo durante su paso por México ni contra la gente que esperó horas para verlo unos segundos. Lo que me molesta es la hipocresía de la clase política que con la visita del Papa no lo dejó ni respirar, buscando salpicarse en todo momento de la santidad del célebre personaje, como si la selfie con el Sumo Pontífice los expiara de todos sus pecados.

Últimamente hemos escuchado mucho la palabra Estado laico. ¿Qué es el Estado laico? Es el Estado en el cual las autoridades civiles son distintas y autónomas de las autoridades religiosas. Es la separación del poder político con el poder religioso. Y es que luego hay curas que resultan ser más grillos que Cri Cri. En un Estado laico no debe haber privilegios hacia una religión o iglesia determinada. No lo inventé yo, está en ese libro que nadie lee y menos respetan que se llama Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Mucha sangre le ha costado a México que la Iglesia deje de entrometerse en los asuntos del Estado. Recordemos que gran parte de la historia de México es la lucha de la Iglesia contra el gobierno. Sus pleitos han sido más duros que los de Thalía contra Laura Zapata. La Guerra de Reforma (1858 – 1861) y la Guerra Cristera (1926 – 1929) son los mejores ejemplos de esto.

La Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana financió con las limosnas de sus pobres fieles un movimiento armado para no perder sus canonjías y privilegios políticos y económicos, provocando la sangrienta Guerra de Reforma. Como el clero y los conservadores soñaban con que México se convirtiera en una colonia de Francia, propiciaron la invasión francesa, donde el ejército clerical apoyó al enemigo, llegando al punto en que los curas mexicanos amenazaban con ex comulgar a cualquiera que asesinara a un soldado francés. Incluso impusieron a un príncipe extranjero que terminó siendo fusilado en el Cerro de las Campanas.

Finalmente el clero y los conservadores fueron derrotados por los liberales y se impuso el gobierno legítimo del presidente Benito Juárez. ¿Por qué México debía tener al catolicismo como religión oficial y obligatoria? ¿Por qué la Iglesia debía de tener el control absoluto de la educación y los cementerios? ¿Por qué podían tener inmensos predios en la absoluta improductividad? ¿Bajo qué razón los sacerdotes debían gozar de fuero? Es por eso que la Iglesia Católica aborrece la figura de Benito Juárez, el verdadero padre de la patria, poniéndolo casi en el mismo lugar que a Lucifer.

Una cosa es respetar las creencias y otra querer imponerlas. Lamentablemente hemos visto como el Estado laico es letra muerta. Vicente Fox en su toma de posesión con crucifijo en mano. Margarita Arellanes, entonces alcaldesa de Monterrey, entregándole las llaves de la ciudad a Jesucristo. César Duarte, gobernador de Chihuahua que tiene un banco, pidiéndole perdón a Dios por todo lo malo que ha sucedido en su estado. Pasamos de un José López Portillo que perdió la fe y dejó de creer en el dogma cuando leyó a Hegel a los 16 años, a un Enrique Peña Nieto que afirma que todo México es guadalupano y un Manuel Velasco que besa el anillo papal (con albur). O díganme ustedes qué tiene que hacer una imagen del Papa en la página web de la Secretaría de Educación Pública. ¿La pusieron como bendición para protegerse de la CNTE?

Muchos se alegran de la visita del Papa como si fueran la minoría de faraones y jerarcas que estuvo en Palacio Nacional sacándose selfies con el sumo Pontífice. Llámenme el Grinch de la religión, pero es realmente molesto ver a la “santísima” clase política haciéndose los puros e inmaculados frente al Papa Francisco. Angélica Rivera, quien hace poco más de un año fue protagonista de uno de uno de los mayores escándalos del gobierno, caminaba al lado de Francisco en un hospital y derramaba una que otra lágrima, no sé sabe si por escuchar a una niña enferma de cáncer cantar el Ave María o porque recordó que tuvo que vender los derechos de propiedad de su casa blanca.

¿Un país laico y republicano (y con la mitad de la población sumida en la pobreza) debe pagar millones por traer al ídolo de una religión privilegiada? Hay una verdad a medias, muy tramposa, que comparten los fans del Papa para aclarar que su visita a México no costó tanto como afirman los “ateos-laicos- adoradores del demonio”. Sí, los boletos para asistir a las misas multitudinarias fueron gratuitos. Y efectivamente el Papa no cobra por visitar un país. Pero, ¿y los gastos en seguridad, infraestructura, recorridos, alimentos, vestimentas, logística en las ciudades donde fue, incluso la gasolina del papamóvil, no cuestan? ¿Alguien piensa que las transmisiones en vivo de Televisa y TvAzteca fueron de manera gratuita? ¿Quién cree que paga por todo ese tiempo aire? ¿San López Dóriga de su bolsillo?

Mucho sale de patrocinios y donativos, sí, pero es ingenuo creer que la visita de Francisco a México salió más barata que los tacos de canasta y que por ello no debería molestarnos el despilfarro de dinero que se gastaron para traer a un líder religioso. Para darnos una idea: cuando Benedicto XVI visitó Guanajuato en 2012, el costo al erario público fue de 141 millones de pesos. Y nada más estuvo tres días. Tan sólo la visita del Papa Francisco a Brasil en 2013 costó 90 millones de dólares.

Si ya todos sabemos que va a venir el Papa a México, ¿por qué gastar millones de pesos en anunciarlo cuando en los medios de comunicación no se hablaba de otra cosa? ¿Por qué en la Ciudad de México hay anuncios espectaculares que dicen “Michoacán te recibe con el alma llena de alegría”? Dudo mucho que se haya tratado de un error geográfico. Enfrente del Centro Comercial Santa Fe (que no estaba en la ruta del obispo de Roma) hay un letrero gigante que dice BIENVENIDO PAPA FRANCISCO. LA CDMX ES TU CASA. Lo mismo en los subsuelos de la ciudad, donde el metro está tapizado de bienvenidas que Francisco jamás hubiera leído. ¿O se imaginan al Papa en el tren naranja rodeado de vagoneros y vendedores ambulantes, gritando ¡Bajan! ¡Bajan!?

¿Alguien que busca una Iglesia pobre para los pobres estaría de acuerdo ante tanto derroche de dinero? Y todo para que la clase política mexicana pudiera tener su foto con el Papa. Es preocupante porque la agenda de la Iglesia va en contra los homosexuales, el aborto, la legalización de la marihuana, la negación de la ciencia y la prohibición de anticonceptivos que nos tiene en una crisis demográfica ¿Apoyarían los políticos estas medidas conservadoras con tal de recibir la bendición?

El gran José Mujica, siendo presidente del Uruguay, no fue a la asunción del Papa Francisco en 2013 porque es ateo y su país es laico. Ahí nomás.


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